El ascenso comienza en el primer parking de la selva de Oza. Si dejamos allí el coche, comenzaremos a caminar por un sendero que se encuentra a nuestra izquierda.
Los primeros cuarenta y cinco minutos de sendero, transcurren por un bosque en el que ganaremos metros rápidamente. Tras este tiempo, llegaremos al valle que veis en la primera foto e iremos hasta el final del mismo por un falso llano durante una media hora. Incluso si perdemos el sendero, el propio río nos lleva hasta lo que llamaremos el siguiente escalón de la ruta.
Después de esta media hora algo más liviana, llegamos de nuevo a un repecho que nos ocupará los 20 minutos siguientes y que nos dejará de nuevo en una planicie unos doscientos metros de desnivel más arriba. Nosotros aprovechamos este espacio para comer algo y sentarnos a disfrutar de las vistas del valle recién recorrido.
En esta segunda foto, se puede ver el valle del que hablo y el río que lo recorre en toda su largura. Si os parece que la foto merece la pena, las vistas en directo eran dignas de ver sin ninguna duda, con un verde todavía más intenso del que capturó la cámara y la mezcla del río del valle con el viento en el punto dónde nos encontrábamos y ese silencio tan característico de estos valles pirenaicos.


En la siguiente foto, podéis ver el collado del que so hablo y las increíbles vistas que se pueden disfrutar desde allí.
Si miramos en la dirección de esta foto, atacaremos el último tramo de ascenso por nuestra izquierda y llegamos a esta arista que veis de nuevo en la foto. Detrás de la zona capturada se encuentra la cima de Peñaforca
Desde la cima, se pueden ver los valles de Hecho y Ansó si el día está despejado.